Hace un tiempo atrás conocí el proyecto de renovación del borde costero central y casco histórico. Averiguando si estaba contemplado el diseño de ciclovías ví planos donde efectivamente aparecía el trazado original para bicicletas con sus respectivas láminas de plantas, cortes y detalles. Al menos parecía suficiente como infraestructura sin embargo carecía del concepto que hemos pregonado insistentemente por este medio, ciclovías integradas. Este trazado se componía de una pista que partía de la nada y terminaba en una rotonda. ¿Conclusión?...Una vía recreativa más y sin mayor repercusión para un área de la ciudad que es vital en la conectividad de una futura red de ciclovías. En fin, bajo este escenario lo planteado por el Serviu al menos era algo concreto, una inclusión a la red vial urbana. Al tiempo y luego de una breve inspección visual de las obras en ejecución me dí cuenta que tales ciclovías no se habían realizado. El proyecto original no se respetó y el anhelo de querer circular por el borde costero central de manera segura se desvanecía. No me explico qué parte del eslabón vinculado con el proyecto se rompió y decidió no contemplar estas obras. Debo recordar que los organismos públicos están supeditados a las políticas gubernamentales y en este caso, una iniciativa del ejecutivo que incluso fue respaldada con un proyecto Ley no fue respetada. El uso e incentivo de la bicicleta como medio de transporte es una de las propuestas emblemáticas de la presidenta Michelle Bachelet a la cual se han plegado municipalidades, gobiernos regionales y secretarías ministeriales; entonces ¿qué fué lo que pasó en Antofagasta?
Por otro lado es justo hacer un mea culpa. Nosotros como ciudadanos debemos asumir la responsabilidad que nos cabe en fiscallizar y exigir cómo queremos que la ciudad se desarrolle y si nadie indica o exige la incorporación de ciclovías, estas no serán consideradas o talvés sean postergadas dejándolas al final de la lista de prioridades. No es menos cierto que las instancias para participar son engorrosas, poco difundidas y muchas veces no operativas, pero es aquí donde cobra relevancia los movimientos y agrupaciones ciudadanas, formales e informales que con su sola motivación es suficiente para que una solicitud se torne colectiva y adquiera el peso específico que necesita para llegar a las autoridades. Antofagasta sigue creciendo, aumentando sus calles para albergar más vehículos. Exigir ciclovías desde ya acortará la brecha que existe entre la infraestructura para los motorizados y los vehículos a tracción humana.
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