Verdaderamente fue recordar los años de facultad en Concepción, con aquellos inviernos cerrados y de bastante lluvia liviana (garúa), de aquella que es como agua tomizada que te riega la cara.
El clima de estos dos últimos días ha sido muy crudo para esta zona y las calles han reflejado que no estan preparadas para tamaño aguacero, sin embargo hoy como ayer, no lo pensé dos veces en ir al trabajo en bici, mucha gente me quedó mirando en la calle como "y este loco qué se cree?" pero en realidad una lluvia es lo que es y nada más, me parece que esta ciudad dramatiza mucho y me enteré de que hasta los colegios más pirulos cerraron clases por la lluvia. Una exageración.
En fin, sali de casa bien abrigado y con una parca, la idea es llegar al trabajo pero no empapado. La ida no fue tan brutal, lluvia bastante fina e intermitente. Sin embargo hoy de tarde (a tiempo para llegar a ver el partido de Chile) se puso bastante más pesado, pozas por todos lados y algo resbaladizo, Afortunadamente el tapabarros que nunca pensé sería de tanta utilidad hoy mostró su cuantía. A medio camino me encontré con unos cuantos ciclistas que heroicos también volvían de sus laburos, y una chica muy amablemente permitió fotografiarse para reflejar de que es posible salir a pedalear con un clima así de extraño.
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