Luego de un par de meses retomé mi bicicleta para ir al trabajo después de haberme decidido a no exponer más mi biciclo al deterioro progresivo que las calles de esta ciudad le propinaban. Sin embargo estas últimas semanas se ha estado llevando a cabo trabajos de reparación en la carpeta de asfalto en la costanera sur, que es la que utilizo a diario y que estaba en condiciones tan malas que una demanda colectiva no habría sido descabellada.
Sin embargo esta decisión me obligó a tener que alterar mi rutina diaria de salida puesto que entre las 7:45 y 8:10 de la mañana es casi una insensatez circular en la vorágine que es el tráfico por esa ruta. Por lo tanto mi salida ahora es 8:15 donde esos cinco minutos de más significan una disminución sustancial en la circulación norte-sur y que para un ciclista es formidable, casi que la calle para uno solo.
A pesar del horario conveniente esto no evita que deba compartirla con camiones de uno y dos acoplados, camiones hormigoneros, grúas, camiones mal estibados y que son un peligro, camionetas que van atrasadas y no tienen contemplación con el resto, vehículos de lujo que tienen el síndrome "out run" (video juego de los 90 donde un convertible rojo se paseaba por distintas rutas a toda velocidad con una rubia de copiloto), autos tuneados y una fauna vehicular que solo Antofagasta posee, pero si de algo debo ahora estar conforme es que mi bici ya no tirita ni se desarma en el camino, la mejora ha significado un ahorro de tiempo, menos esfuerzo al pedalear y obviamente una sensación de agrado al manejar.
Por último, estoy convencido que este arreglo es temporal, un parche para aplacar las quejas de todo quien vive o trabaja por estos lados, el pavimento resultante ya muestra algunas fallas producto de la mala ejecución y la unidad técnica responsable brilla por su ausencia, pero bueno, pedir más es pretender vivir en un país desarrollado...por ahora ir al trabajo ya no es una batalla diaria.